ARQUITECTURA
LECTURAS

Amancio Williams (19.02.1913 / 19.02.2013)
A CIEN AÑOS DE SU NACIMIENTO

Juan Manuel Boggio Videla, arq.
Buenos Aires, Argentina


 
La obra de Amancio Williams ha merecido vasto y justificado reconocimiento. La crítica, la investigación, las publicaciones especializadas, se han ocupado extensamente de ella tanto en el ámbito local cuanto en el internacional. Baste recordar, a título de ejemplos, el volumen de González Capdevila edición del IAA, el publicado en Harvard por Jorge Silvetti, el libro con el catálogo más completo y detallado de sus realizaciones editado póstumamente por sus hijos.
Su Casa sobre el Arroyo ha sido incluida por la publicación japonesa A + U, junto a otras de grandes arquitectos - Le Corbusier, Walter Gropius, Mies van der Rohe, Frank Lloyd Wright, Alvar Aalto, Richard Neutra… - en el grupo de las treinta y tres viviendas más destacadas del siglo XX.
1  Es difícil pues aportar nuevos elementos a tan valiosa documentación, así como redundante volver sobre tópicos que han sido ya ampliamente tratados.


He preferido, en consecuencia, centrar este homenaje a su memoria en destacar su valor como paradigma de lucidez e integridad personal y profesional, si es que se pueda separar ambos aspectos. Amancio es, por derecho propio, figura señera para su profesión y personalidad emblemática para la cultura argentina.

Juan Manuel Boggio Videla, Arq.

El texto que sigue es una reelaboración del guión de mi Conferencia
"Amancio Williams: una trayectoria" pronunciada el 29 de Abril de 1986
en el Museo Nacional de Arte Decorativo, sede temporaria de la
Exposición de sus obras.


Amancio Williams: una trayectoria.

Una trayectoria es una línea continua, coherente consigo misma en cada uno de sus puntos. Trayectoria implica un móvil, un proyectil. Proyectil es, etimológicamente, lo que se arroja adelante. Estas definiciones podrían ser metáforas de Amancio.

Su trayectoria, más allá de lo inmediato, tensada hacia el porvenir. Sobrepasando los límites de su circunstancia pero no ajeno a la misma, sino enraizado en ella.

Estas comparaciones, como todas, son insuficientes. La escueta, objetiva realidad geométrica de una línea, no alcanza a expresar la compleja, inagotable realidad de un hombre y su obra.

Hombre y obra que, cuando auténticos, están profundamente integrados. Síntesis que no es fruto de generación espontánea sino de un largo - y también arduo - proceso de gestación y maduración.

La evolución que culmina en la creativa plenitud de Amancio puede rastrearse hasta su niñez, acunada en la rica tradición cultural de su familia. En ese ambiente se dieron sus contactos iniciales con las realidades del espíritu, sus primeras curiosidades intelectuales. Sólidos nutrimentos que alimentaron luego al joven inquieto que removió en sí mismo hasta dar con su verdadera vocación y, más tarde, al hombre que siguió la senda hallada, sin pausa y sin desmayo.

Fue así insatisfecho alumno de Ingeniería, incursor en la aviación de los años treinta, meteórico estudiante de Arquitectura (hizo la carrera en apenas tres años) y, finalmente, consumado profesional cuyos diseños arrojan nueva luz, muchas veces insólita, sobre cada tema al que aplica su talento.

Similar desarrollo, enraizado y coherente, se revela en su obra. Cada una de sus realizaciones evidencia una línea que las une, un hilo conductor que subyace en el conjunto, que da unidad a sus múltiples aspectos. Ese leit-motiv radica en la aptitud de intuir la esencia de los problemas abordados, en la capacidad investigadora para desmenuzarlos en todos sus aspectos y en las dotes creadoras para resolverlos en un nueva e inédita síntesis.

Amancio fue un "inventor" en el sentido original de la palabra, es decir un descubridor, alguien que devela lo que esta velado, alguien capaz de evidenciar facetas ocultas de la realidad, aún la más cotidiana, esa que aparentemente no podría ofrecer ya nada nuevo. Un inventor, como pudieron serlo el científico infiriendo leyes cósmicas de la caída de la simple manzana, el poeta resignificando la más común de las palabras, el músico reelaborando el sonido más obvio.

A la capacidad de ver y descubrir, identificable en la génesis de sus diseños, Williams añade un talento complementario que es el don de poder concretar sus intuiciones, no en fórmulas y definiciones como el científico, no en metáforas y símbolos como el poeta, o en melodías y ritmos como el músico, sino en formas en el espacio. En sus propias palabras, "es en el espacio que se desarrolla la arquitectura".

En sus proyectos, esas formas, obra del hombre no se enmascaran en la naturaleza, no se mimetizan con ella, pero tampoco la avasallan ni la anulan. Se distinguen nítidas unas de la otra, valorizándose mutuamente.

Las formas arquitectónicas están condicionadas por los materiales con que se construyen y éstos por las leyes físicas a las que están sujetos y las tecnologías que los rigen. Esta realidad elemental, percibida por muchos como una limitación, da lugar en Williams al libre juego de su inventiva: las formas de sus creaciones arquitectónicas son plasmadas con perfecta adecuación a los materiales y tecnologías constructivos en su uso convencional. Pero - y este es el salto diferencial - él innova, creando usos y combinaciones que llevan al límite las potencialidades expresivas y estructurales de esos mismos materiales y tecnologías.

Ninguna de esas formas, no obstante su apariencia muchas veces inusitada, es en Williams gratuita o caprichosa. Por ello, no debe reputárselo de "visionario", como alguna vez se ha hecho creyéndolo un elogio. No al menos en el sentido corriente de la palabra, que implica irrealidad e inconsistencia. Así tampoco se lo ha de calificar como "teórico", cosa que también se le ha atribuido usando el término en su matiz peyorativo. Teórico en cuanto sus más avanzadas propuestas no hayan llegado a construirse pase, pero ello fue así no porque perteneciesen al limbo de las fantasías irrealizables, sino por circunstancias ajenas a sus méritos y características. La perfección del diseño, la minuciosidad de los planos ejecutivos, la calidad de los detalles y de la tecnología constructiva en sus obras realizadas, son prueba más que suficiente de esta afirmación.

Hay, sí, una faceta puramente teórica de su trabajo que vale considerar. En todas sus propuestas, aún las nacidas de encargos particulares concretos, Amancio ha buscado trascender la circunstancia inmediata y establecer la solución-tipo del problema planteado. Por ejemplo, la comisión específica para proyectar una vivienda colectiva entre medianeras, es resuelta a partir de los datos particulares del caso pero con criterios absolutamente novedosos: sus "Viviendas en el Espacio". Inmediatamente, extrapola esa solución particular a un plan típico, de aplicación extensiva e independiente de una situación dada.

Se ha dicho que estos arquetipos elaborados por Williams se satisfacen en sí mismos, ajenos al hombre concreto. Sucede que todo espíritu investigador busca trascender de lo particular a lo universal, pero sólo para regresar de la abstracción a lo concreto, iluminado ahora por las leyes que lo rigen. Así pues, si la solución generalizada de las Viviendas en el Espacio puede parecer desencarnada, la material realidad de la Casa sobre el Arroyo en Mar del Plata condensa, en la cristalina perfección de su concepto y de cada una de sus partes, toda la cálida riqueza de la vida cotidiana en vacaciones .2


Casa sobre el Arroyo (1943 - 45)

Pero yendo más lejos: si los proyectos de Amancio hubieran sido pura investigación conceptual, trabajo teórico válidamente sustentado ¿dónde estaría el demérito? El hiperpragmatismo contemporáneo comporta un implícito menosprecio de la actividad teórica. Olvida así que los logros prácticos de que se gloria, nacieron de investigaciones teóricas puras, cuyos resultados, en su momento, fueron incluso puestos en tela de juicio por la docta estulticia. 3

El hombre de visión excepcional sabe sobre su tema más y más cierto que la mayoría de sus contemporáneos, y así le cuesta, generalmente. Si en algún sentido son aplicables a Williams los adjetivos de teórico y visionario, es en el de quien ha plantado lejos y alto un ideal y nunca ha apartado la mirada.

Esto lleva a otro aspecto fundamental de Amancio, persona y obra a la vez: la unidad de propósito, esencia vivificadora de sus diseños y propuestas. Ella nace de su creencia en la capacidad del hombre y de la técnica para modificar el mundo y ordenarlo al bien. Esta fe trasluce aquellos conceptos de la filosofía clásica que proponen una vinculación esencial entre la verdad, el bien y la belleza. Así decía Williams en un manifiesto de 1949:

"Crear nuestra época, ordenarla hacia el bien, permanente preocupación"...

Esta fe fue raíz de la autenticidad de su trabajo, y también fuerza para realizarlo. Ella apuntaló la firmeza de sus principios así como su vocación de servicio al país, que nunca abandonó no obstante valiosas oportunidades ofrecidas desde el exterior. En él desarrolló su precIara tarea y a su conocimiento y crédito fronteras afuera contribuyó su brillante labor.

Tenemos por ello una deuda de gratitud con Williams, como así también por su inapreciable y tesonera docencia, ejercida en su Taller sobre varias generaciones de arquitectos y por esa otra docencia, más profunda y más universal: la de su vida y su obra.

Tenemos también una deuda moral con él, y con nosotros mismos y con el país. Hemos permitido, y no sólo en el caso de Amancio, que grandes talentos nacionales vieran cumplirse en ellos aquello de que "nadie es profeta en su tierra". Hemos permitido y permitimos aún que personas de real valía queden postergadas, en tanto medran los mediocres.

Necesitamos pagar estas deudas, hacer limpieza, restaurar las jerarquías, las auténticas, sustentadas en los valores del espíritu, avaladas por los grados del ser y no por los del poseer. Esta es la principal tarea que tenemos por delante y la única cuyo cumplimiento es inexcusable, porque es el sustento real y verdadero del orden social, político y económico.

Termino este homenaje con una cita tomada del texto que Mies van der Rohe dedicara al elogio de Frank Lloyd Wrigth. Es un hermoso y cálido tributo, que quiero hacer merecidamente extensivo a Amancio:

"Aquí teníamos por fin un verdadero maestro sacando a luz los fundamentos de la arquitectura.

Cuanto más nos absorbíamos en el estudio de esas creaciones, mayor se hacía nuestra admiración por el talento de su autor, la audacia de sus concepciones y la independencia de su pensamiento y su acción.

El dinámico impulso de su trabajo vigorizó a toda una generación. Su influencia se sintió fuertemente aún cuando no era de hecho visible para la mayoría.

Así seguimos el desenvolvimiento de este hombre único con vigilante corazón.

Seguimos con admiración el exuberante despliegue de los dones de quien había sido dotado con los más espléndidos talentos.

En su indisminuíble fuerza semeja un gigantesco árbol en un gran paisaje, árbol que año tras año logra una nueva y más noble corona".


1 En esta selección, sólo la acompaña en América Latina la casa Curutchet ubicada en La Plata, obra de Le Corbusier en la que Williams tuvo una importante y valiosa intervención, no siempre debidamente reconocida.

2 En Septiembre de 2004 - fecha tan cercana, por irónica coincidencia, a la de esta conmemoración - la Casa sobre el Arroyo fue devastada por un incendio intencional, concluyendo así un largo proceso de abandono por su propietario y de desinterés y desidia por parte de autoridades, arquitectos y sus asociaciones profesionales e instituciones de la cultura en general.

3 Más aún, algunas de ellas fueron realizadas en su momento como puro juego intelectual pero generaron luego trascendentes resultados prácticos, como por ejemplo la numeración binaria de Leibnitz que durmió el sueño ocioso de las curiosidades matemáticas hasta convertirse siglos después en médula del mundo digital.

El Autor:

Juan Manuel Boggio Videla ( jmbvarq@hotmail.com ). Arquitecto graduado en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Vicepresidente de INTEGRAL COMPUTACION S.A. Miembro del Directorio de la Asociación Latinoamericana e Ibérica de Métodos Computacionales, con Sede en Río de Janeiro. Jefe de Arquitectura, Gerente de Proyectos, Jefe del Departamento de Desarrollo de la Gerencia de Ingeniería en SADE SACCIFIM. Proyecto y dirección de obra de viviendas, escuelas, oficinas, locales comerciales y trabajos de diseño industrial y gráfico, como arquitecto independiente. Docente  en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Buenos Aires. Investigador en el Centro de Investigaciones de la Vivienda de la misma Universidad. Profesor Invitado en distintas Instituciones del país y del exterior. Participó en Cursos y Congresos locales e internacionales y publicó artículos y libros de su competencia.

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